Hay películas que uno no iría a ver si no es por otra persona, bien por la temática, bien porque no encajan con el estado de ánimo que uno tiene en determinados momentos.
Eso es lo que me ocurrió hace tres semanas con Begin Again, película dirigida por John Carney que ya tenía en su haber otra película musical como era "Once".
Gracias a mi chica, y no sin cierta reticencia, pude descubrir una de esas pequeñas joyas cinematográficas que de tarde en tarde se dan.
Begin Again es una película de separaciones y encuentros, de ilusiones reconstruidas, de frustraciones y triunfos, de emociones cotidianas... en definitiva, una cinta que habla de personas, que vuelve a la esencia del buen cine, que no es otra que la de saber contar historias con las que salgas de la sala sintiendo que ha merecido la pena pagar la entrada.
El director toma como hilo conductor el tema de la música para fotografiar un puñado de vidas que necesitan darse una nueva oportunidad en distintos niveles (Emocional, profesional, relacional...).
Para ello centra el foco sobre los personajes de un fantástico Mark Ruffalo que interpreta a un productor musical que ha vivido momentos mejores a nivel profesional y que concibe la música como algo más que un posible éxito comercial (De hecho la película le da una colleja a la industria musical actual con el final del film).
Mientras, Keira Knightley, en una de sus interpretaciones más sinceras (desde "Quiero ser como Beckham"), es una cantautor a que está en una encrucijada vital y que sin buscar, encuentra.
El tercer personaje es la ciudad de New York, que pone a disposición del cineasta sus calles menos representativas, ya que no cae en la típicas tomas de la ciudad, y nos muestra una ciudad más íntima, de pequeños rincones entrañables donde la música que vamos escuchando a lo largo de la cinta, parece servir de engranaje al funcionamiento de la misma. Y es esa música, tan sencilla, suave, y delicada la que supone la guinda de este fantástico "pastel" que es Begin Again.
No os la perdáis y si soys la mitad de melómano que yo, seguro que uno de los momentos que más disfrutáis y que resulta auténticamente mágico, es ese en el que Mark y Keira pasean por las calles y plazas de la ciudad con un reproductor de música y un par de cascos, compartiendo las canciones de la banda sonora de la vida de la protagonista. Un momento, simplemente perfecto.
Os dejo con uno de los temas que se pueden disfrutar en la película.
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