Una de las mejores canciones de Queen cantadas, en un concierto homenaje a Freddie Mercury pocos meses después de su muerte, por George Michael.
Por aquel entonces se rumoreaba con la posibilidad de que éste pudiera convertirse en vocalista del grupo británico a fin de continuar con la vida del grupo.
Sólo quedó en a aquello, en un rumor. Pero escuchando esta canción se puede comprobar como la voz de George Michael es de lo más parecida (salvando las distancias) a la de Freddie Mercury.
Una gozada de canción en el estadio emblemático de Wembley ante 77.000 espectadores. Ahí es nada Bisbal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario