He visto muchos conciertos de año nuevo y por supuesto nunca me he perdido el colofón final de los mismos cuando se interpreta la última propina que es la archifamosa Marcha Radetzky que es simplemente sensacional y una magnífica forma de comenzar el año.
Pues bien, en todos esos años que he visto el concierto, nunca había presenciado algo como esto.
Si bien es cierto que todos los directores de orquesta en esta marcha final se toman alguna licencia, lo de Daniel Barenboin en el concierto de este año es simplemente increíble, pero demuestra que cuando una orquesta está bien ajustada, te puedes permitir el lujo como director de interrumpir uno a uno a los músicos para felicitarles el año, y que el resto del conjunto suene de forma espléndida.
Si no lo habíais visto ya, os aseguro que merece la pena ser visto.
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