Sí amigos, esta canción de Moby fue la pieza con la que comencé en su momento una cinta de 60 minutos con música hecha para conducir sin parar (Aún la tengo) y que resiste en el cassette del viejo laguna como un espartano ante los cambios tecnológicos del mundo del automóvil.
Eso sí, si se calienta, el jodio cassette autoreverse (niños de los 90 y 2000, ahora sí que no tenéis ni P. idea de lo que os hablo) se empeña en chirriar y fastidiarte lo que estés escuchando en ese momento.
Es parte del encanto de viajar con coches de antes.
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